Aunque desde el año 2014 no hemos colocado en la página ninguna novedad, debido a la publicación de un libro por parte de este autor, hoy adosamos sobre esto una nueva información, acompañada de algunos dibujos.
Dicha pieza literaria es una novela cuyos inventados acontecimientos transcurren a mediados del siglo pasado. Nos dice este pintor metido a escribano, al servicio de una caprichosa e imprevisible inspiración, que esta obra es una especie de Réquiem, a causa de esto aparecen, en el encabezamiento de algunos capítulos, versos de este sacramental poema. Esta especie de lamento estaría dedicado a ese gran periodo de la historia del hombre, que comienza con el asentamiento de las comunidades agrícolas y termina con el principio de esta agonía en la que el ser humano está sumiendo a la tierra.
Es a su vez un homenaje a las gentes que vivieron trabajando los campos pacifica y humildemente hasta el final de sus días, y que dejaron en las tapias de adobe, en las vertientes de los tejados, en los puentes, en los palomares y en los monumentales edificios de las iglesias, la impronta de su paso por un mundo cada vez más alejado del nuestro.
Incluyen, cómo no, estos textos, una remembranza, dado que el hilo conductor lo lleva un niño, del primer amor, esa enfermedad que como el sarampión o las paperas, tarde o temprano con más o menos intensidad, toda criatura padece.
En algún capitulo se aborda le incertidumbre que sacude la vida interior de algunos hombres, ante la duda que planea sobre esa idea tan arraigada y consoladora, que defiende la existencia de un ser superior, Señor de la creación.
Aunque bien podría decirse que el mayor empeño del autor al escribir las páginas de este recargado libro, misterioso y oscuro como su portada, sería exponer un alegato en defensa de la vida, pero no solo de la vida humana, sino de toda clase de vida, aún de las más insignificantes y despreciadas.